“Siempre se hizo así”: Cómo disolver los paradigmas

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¿Has tenido a un familiar enfermo en una unidad de paciente crítico? Debes recordar probablemente, lo difícil que es visitarlo en persona, y/o recibir actualizaciones frecuentes de su estado de salud.

Este paradigma que ha regido la atención de salud durante decenas de años, actualmente está siendo desafiado en todo el mundo.

Resulta , que los estudios científicos sugieren que los pacientes tienen mejores resultados cuando están cerca de sus seres queridos durante su hospitalización, incluso en servicios de atención crítica.

Sin embargo, esta práctica no ha sido adoptada globalmente, el menos en las UCI latinoamericanas.

¿Por qué?

Hay muchas razones. Por ejemplo, lo peligroso puede ser traer patógenos externos a un área donde se encuentran pacientes tremendamente delicados de salud. También hay que considerar que este servicio puede tener una emergencia en cualquier momento, y las personas externas pueden entorpecer la labor clínica.

Pero… esto es precisamente lo que sucede con los paradigmas.

No importa si las razones son buenas, malas, reales o ficticias. Pueden existir muchas “razones” para que las cosas se hagan de cierta manera.

Y, detrás de estas razones, hay personas que las defenderán con fuerza.

Discutir con dichos defensores del status quo, termina siendo un debate de posiciones que a menudo se asemeja a los diálogos de sordos que podemos apreciar en la política.

Entonces… ¿cómo podemos disolver estos paradigmas, tan tenazmente defendidos?

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Anatomía de un paradigma

Podría elaborar respecto a cuáles son los componentes un paradigma, las características de cada parte, y qué punto débil tiene cada una.

Si buscas en Internet, encontrarás esa información. Pero escondida detrás de todas estas definiciones, reside una vital pepita de oro:

Allí está la clave. Detrás de cada conjunto de creencias, valores y normas, se encuentra un ejército o persona defensora.

¿Has escuchado la historia del experimento de los 5 monos? En resumen, es una fábula que sugiere que la presión social nos lleva a seguir las conductas de la masa, aunque no la entendamos del todo.

He vivido tantas veces este efecto… desde el lado del agente de cambio… escuché innumerables veces:

“Esto siempre se ha hecho así”

“Varios lo han intentado, pero no se puede”

“No te lo van a aprobar”

“Por ningún motivo”

Etc.

Pero también, he visto cómo se pueden superar estos obstáculos.

Hackeando el status-quo

Si el principal componente de un paradigma, es la o las personas que lo alimentan, la herramienta central para disolverlo es tu capacidad de influencia.

En palabras sencillas, el método es:

1. Identificar quiénes son los “soldados defensores” del paradigma.

2. Conocerlos, entenderlos, empatizar con ellos.

3. Accionar sus motivaciones, en su cancha, para que al menos se despierte una chispa de “bueno, no creo pero probemos”.

Un ejemplo muy acotado: En Sobre-automatización y la ilusión del software milagroso, mencioné la historia de un reporte impreso semanal, que el destinatario botaba a la basura al momento que lo recibía.

Siguiendo el primer punto, realicé una breve labor investigativa:

• El destinatario del informe menciona que ha solicitado reiteradamente que no le envíen el documento, y se aburrió de “reclamar”.

• El que imprimía el reporte dice que uno de los gerentes solicitó que se envíe el famoso informe.

• El gerente, sorprendido con toda la situación, plantea que nunca ha pedido esto, y que si el destinatario no usa el informe no tiene sentido seguir enviándoselo.

Increíblemente, llegué a la conclusión que el problema de fondo era sólo confusión entre estas personas, donde cada una creía que era otra la que había definido o pedido que se generara este informe.

En esta historia, fue muy fácil desenredar el problema… pero si no hubiese intervenido, esos papeles hubiesen seguido cayendo a la basura todas las semanas, quizás por cuántos meses o años más.

Absurdo, ¿no?

Este fue un ejercicio muy sencillo, donde no fue necesario avanzar al paso 2, pero los paradigmas que debemos resolver suelen ser más complejos, profundos, y con mayor alcance.

Para abordarlos, se requiere seguir con el segundo paso: Conocer a los promotores del paradigma.

Identificar sus agendas, motivaciones, rutinas.

En el fondo, entender cuál es el sentido que tiene para ellos, el seguir funcionando de la manera actual.

A veces, el quiebre del paradigma se produce en este punto, al reunirse con el soldado defensor y hacerle la pregunta del por qué.

Me ha sucedido que me responden muy seguros, pero cuando aplicamos un poquito de cuestionamiento, ellos mismos se van dando cuenta que en realidad el argumento no es tan sólido.

En ese momento, no es recomendable presionar. Simplemente déjalo así. Ya se sembró la duda, y en consecuencia se abre la puerta a nuevas alternativas.

Más adelante, en una segunda conversación, comentar lateralmente algo así como “Sabes, me quedé pensando en lo que conversamos… ¿cómo sería hacerlo de esta otra manera?”, o “¿de qué otra forma se te ocurre que se podría hacer esto?”.

Y escuchar.

Si esto no funciona, pasamos al tercer paso.

Todos somos diferentes, por tanto la manera de accionar las motivaciones son muy variadas, por ejemplo:

• Apoyarse en benchmarking, o cómo lo están haciendo otros, o bien en literatura, estudios, etc.

• Crear una iniciativa de innovación, donde el soldado defensor sea parte creativa, y lo motive a buscar alternativas.

• Construir una coalición de agentes de cambio, que con la fuerza de su número, propicien los cambios.

• Incidir directamente en los dolores y/o motivaciones del “soldado defensor”.

Mi recomendación: Nunca tomarlo personal, ser abierto y honesto en empatizar con aquellos que puedan representar el origen o continuidad del paradigma, intentando ver el mundo a través de sus ojos.

Si bien me he topado con uno que otro ególatra o egoísta con agenda propia, la gran mayoría de las veces he apreciado como el soldado está:

• Simplemente repitiendo una conducta, sobre la que nunca había reflexionado;

• Apoyando una causa que en algún momento le hizo sentido, pero ya no tanto;

• Genuinamente convencido de que está en lo correcto con la conducta.

De manera que, ¡duros con el problema pero empáticos con las personas!

Cierre

Los paradigmas en las empresas son parte de la cultura.

Quizá te diste cuenta , que a lo largo de este artículo no le hemos llamado “resistencia al cambio” a la fuente del paradigma, sino que lo aterrizamos a una persona “soldado defensor”.

Tal como menciono en El arte de vender tu proyecto, donde abordo un modelo similar de gestión del cambio enfocado en promover una iniciativa en particular, más que “resistirse al cambio” lo que uno hace es “aferrarse a lo que me hace sentido”.

El ejercicio de buscarle el sentido a una nueva manera de actuar, sienta las bases para enfrentar el status-quo.

Sin embargo, debes tener en cuenta: Es fundamental proyectar esta capacidad honestamente, o bien los “soldados” llegarán rápidamente a la conclusión de que tu postura no es suficientemente sólida.

Entonces, para que puedas romper paradigmas… ¡ primero debes ser capaz de quebrar los tuyos !

Un abrazo , y hasta pronto.