El impacto de la primera versión

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¿Sientes a veces, que estás en la “rueda de hámster” en tu vida?

Quizás tienes ganas de hacer “algo” diferente. En tu trabajo… en un emprendimiento… un nuevo hobby…

Enfrentar la página en blanco, y lograr dar el primer paso, posiblemente es el mayor desafío al que nos enfrentamos como agentes de cambio.

¿Te llama la atención este tema? Abre tu mente y corazón para las siguientes pepitas de oro 😎.

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La primera versión

Hace varios años, me encontraba en un ramo-taller de la universidad, donde el profesor nos desafió con el siguiente postulado: Diseñar una “fábrica de software”, de total calidad.

Es decir, una empresa de desarrollo de programas computacionales, con garantía de calidad a toda prueba: Que el sistema haga lo que se requiere, sin errores ni riesgos.

¡Nunca hubiese pensado que este ramo me regalaría un gran aprendizaje para mi vida!

Y nada que ver con software 🤖.

Nos organizamos en grupos de alumnos, y nos pusimos a trabajar. Como aplicados y orgullosos que éramos, nos lanzamos con todo a construir una fábrica perfecta, que contemple todos los pasos de diseño, desarrollo y controles involucrados en la materia.

Pasadas dos semanas de trabajo, rápidamente descubrimos que habíamos fracasado. Teníamos que hacer una primera entrega, pero el avance era absolutamente insuficiente.

Increíblemente, ninguno de los grupos logró llegar a la primera etapa de la tarea.

Volvimos con el rabo entre las piernas a hablar con el profesor.

Y nos dice:

“En esta primera entrega, no busquen la perfección… simplemente construyan una primera versión con el plazo que tienen”. Y nos dio una semana más.

Con este oxígeno, volvimos a la carga. Fue difícil sacarnos nuestro perfeccionismo de encima, pero lo logramos.

Nos sorprendió mucho cuando el profesor tomó los trabajos, les dio una mirada rápida, y dijo “Está muy bueno, felicitaciones”.

Quedamos boquiabiertos. Nos parecía que la entrega no cumplía ninguno de nuestros supuestos “altos estándares”.

“No saben lo difícil que es construir una primera versión de algo”, continuó, “Mejorar lo que ya existe es más fácil. La capacidad de crear algo desde cero, es lo que los diferenciará como profesionales en el futuro”.

¡WOW! Entonces…

No quiere decir que tengamos que dejar de lado la mejora continua de los servicios, procesos, etc.

Pero claramente hay un brillo especial y divino, en los humildes primeros pasos de un bebé del intelecto.

Identificando la encrucijada

Imagino que lo anterior te hizo sentido, pero… hay un pero.

En “El Ego en el Liderazgo”, le dimos un par de vueltas a lo importante que es observarnos “en el espejo”. Por tanto, nuevamente tenemos una bonita oportunidad para preguntarnos:

¿Cómo sé que estoy enfrentando una decisión de construir esta dichosa “primera versión”?

Estoy convencido que la vida nos presenta ciclos, algunos más de crear, y otros de escalar.

• La etapa creativa normalmente nos despierta, a veces abruptamente, de los valles de tranquilidad.

• La etapa de escalar viene después de la fase creativa, para asentar los cambios o bien dejarlo hasta ahí, y quedarnos con los aprendizajes.

Entonces, ejemplos de una “primera señal”, de que deberíamos ponernos el sombrero creativo, podrían ser:

• Te escuchas por enésima vez decir algo así como “Esto no funciona bien”.

• Se te ocurre la idea de un negocio, que es interesante para ti.

• Se presenta una oportunidad directamente, por ejemplo un posible proyecto.

En definitiva… ¡casi siempre hay cosas por iniciar! Sin embargo ten presente que:

Entonces, sea cual fuere el gatillante, debes recordar que es mejor un poquito de algo, que toneladas de nada.

¡No permitas que tus fantasmas te impidan hacer tu aporte!

• Un jefe que no cree en ti. ¿Cuándo lo hará?

• No tienes suficientes recursos. ¿Cuándo contarás con ellos?

• Te hacen falta competencias. ¿Cuándo las tendrás?

• No es el momento oportuno. ¿Cuándo lo será?

• Es responsabilidad de otra persona. ¿Será tuya alguna vez?

Son innumerables las veces que me dijeron, erróneamente, “Eso no se puede” o “Eso ya lo han intentado, no funciona”, etc.

No se trata de ser obstinado (bueno… a veces un poco), sino perseverante con sentido. Buscar el camino, y ponerle corazón.

Porque cuando:

• Las intenciones son las correctas, lo aprecian los demás

• El tema me interesa personalmente, logro levantarme luego de una caída

• La meta me da esperanzas, encuentro la energía para enfrentar los desafíos

Y todas las puertas se abren.

Cierre

En “El arte de vender tu proyecto”, reflexionamos respecto a cómo conectar con los demás, adaptando el relato a cada audiencia afectada, aludiendo al sentido que tiene tu idea para cada una de ellas.

Pero para “vender” una idea, primero hay que tener la fuerza para impulsarla… y para ello es clave:

• Estar involucrado personalmente

• No ahogarse con excusas de plazos, costos, burocracia… etc.

• Empezar con algo pequeño y abordable, para luego mejorarlo y escalarlo continuamente

Espero que estas pequeñas-grandes ideas te ayuden a hacer esos proyectos o cambios que hace tiempo estás pensando realizar.

Un abrazo , y hasta pronto.